lunes, 22 de septiembre de 2008

Valdez, Pedro Antonio

EVASIÓN, SORDIDEZ Y DUALISMO EN CARNAVAL DE SODOMA
DE PEDRO ANTONIO VALDEZ

Pedro Antonio Valdez nos había dado la idea del nacimiento de un novelista en su primera obra, La bachata del ángel caído, y ahora refuerza su trabajo literario con Carnaval de Sodoma (Alfaguara, 2002).Esta última viene a contribuir a la conformación de una narrativa innovadora que recién comienza. Creo que la nueva propuesta narrativa debe ser analizada desde el texto, pero también como una manifestación de corte generacional. En este trabajo explicaremos hasta dónde ese corte ha sido significativo.
En su primera novela, La bachata del ángel caído, Valdez mostraba algunos aspectos que me parecían revelantes y que aprovecho para plantear aquí y revaluar de acuerdo a esta segunda obra. En primer lugar, en el lenguaje de Pedro Antonio Valdez encontramos una elaboración lingüística más cercana al neobarroquismo latinoamericano que al neorrealismo que tiene como máximo exponente a Mario Vargas Llosa. Podríamos decir que, salvando la distancia, el lenguaje que da sus primeros pininos en Bachata es más cercano al de Gabriel García Márquez que al del autor de La fiesta del chivo. El neobarrquismo es una corriente poderosa en la narrativa dominicana de los setenta.

Si tomamos este modelo, la obra de Pedro Antonio Valdez estaría más cercana a la narrativa de Pedro Peix y de Andrés L. Mateo que a la de los narradores de los ochenta, como Emilia Pedreira y Frank Núñez. Esto demuestra un giro hacia una tendencia que es más dominante en la narrativa hispanoamericana. Y manifiesta, como en Carpentier, el gusto por el arcaísmo, el rejego lingüístico, la arqueología de la palabra, el trabajo de la creación lingüística, el juego de los contextos semánticos que se manifiestan nuestra cultura.

Aunque donde se hizo más innovador el discurso narrativo de Valdez, es en el uso del humor. Hasta él la literatura dominicana está dominada por la ironía. En Bachata el humor supera a la ironía y refuerza una visión lúdica de la dominicanidad que, si bien se encuentra en la cultura popular, no es central en los discursos de los letrados. El humor de Valdez es el punto de lanza que hiere una tradición letrada. Sin embargo, se convierte en clásico en la medida en que refleja el dualismo de la vida dominicana, su relación entre el cielo y la tierra, así como entre lo profano y lo sagrado. De ahí que la metáfora del “ángel caído” no puede ser vista como una trascendencia, sino como un vivir la cotidianidad con una fuerte carga moral.

Ÿ(Véase, Miguel ángel Fornerín: Ensayos sobre literatura puertorriqueña y dominicana. Santo Domingo: Ferilibro, 2004).

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